El sector de la automoción en Europa vive entre un amargo presente y potencial dulce futuro. El presente lo tiene crudo con Trump frenando la exportaciones de vehículos europeos y forzando el incremento del precio de las materias primas vía políticas proteccionistas a la carta y a demanda de sus lobbies. Es decir Trump ha atacado al sector en origen (materia prima) y en destino (PVP cliente final) al engordar los dos precios fiscalmente favorece a sus fabricantes y condena a los importadores, y si los países exportadores a USA deciden hacer más o menos lo mismo Trump da doble ración y encima te señala como enemigo de los EEUU para que sepa todo el mundo que quien compra a un enemigo de su nación no es amiga de los EEUU.
Y luego por la otra parte, el sector se tiene que renovar tecnológicamente al 100% para construir un nuevo parque automovilístico de tropecientos millones de vehículos eléctricos porque Europa ha decidido abandonar la combustión tradicional de acuerdo eso traerá números futuros de ensueño pero ahora mismo hay que invertir una millonada en I+D+i.
Ojo, la peor que la lleva es la industria del repuesto, cuando se haga en tránsito de la combustión a la electricidad el «negocio del repuesto y de la mecánica» estará condenado, como el de los vendedores de caballos, herreros, etc… cuando se pasó de la diligencia al tren por ejemplo.
Por el momento vemos al sectorial buscando lo mínimos del Brexit y del 2014 su tendencia bajista es clara y manifiesta y no solo no hace por salirse de ella si no todo lo contrario pierde mínimos relativos precedentes. Si pierde la zona 425-400 si podríamos empezar a hablar de derrumbe sectorial. Vamos a ser positivos y pensar que eso no se va o no tiene porque producirse.