Dormir no solo implica recuperar energía cada 12-16 horas, también le sirve a nuestro cerebro para cambiar de estado y liberarse de aquellos subproductos tóxicos de actividad neuronal a lo largo de la jornada. Pero, curiosamente, parece que si le privamos de tiempo de sueño, lo hará igualmente mientras estamos despiertos… aunque con un exceso de limpieza, lo que puede ser un grave problema. Al menos eso es lo que ha descubierto un grupo de neurocientíficos de la Universidad Politécnica de Marche, en Italia, quienes notaron esta importante diferencia entre un conjunto de ratones que descansaban las horas suficientes de sueño y quienes no lo hacían.
Al igual que otras células en otra parte de tu cuerpo, las neuronas del cerebro están en un constante proceso de cambio gracias a dos tipos de células gliales, también llamadas neuroglías, que son células del tejido nervioso, complementarias a las neuronas, y que actúan de forma auxiliar como «pegamento«. Por un lado tenemos la microglías, las cuales son responsables de eliminar aquellas neuronas desgastadas a través de un proceso llamado «fagocitosis» que viene a significar «que las devoran«… y, por otro lado, están los astrocitos, que cortan las diferentes sinapsis innecesarias del cerebro, aquellas conexiones que ya no son útiles, para refrescar y remodelar el cableado del cerebro. Siempre se creía que esto sucedía solo durante el sueño, pero no, ahora también lo hace cuando se nos priva de sueño –y en demasía–.
Pero, ¿cómo de grave es el problema? Bastante gordo. El sistema de limpieza se sobrecarga cuando no se ha dormido lo suficiente y en lugar de eliminar las conexiones justas, se pasa de la raya y comienza a limpiar más de la cuenta.
Según el estudio realizado por este grupo de neurocientíficos italianos, el proceso resulta devastador ya que observaron que las sinapsis que estaban siendo devoradas de más en los cerebros de los ratones, eran las más antiguas y a las que más uso se les daba: «Es como si estuvieran acabando con los pilares maestros de un edificio» lo cual explicaría por qué existe una relación estrecha entre la falta de sueño y la probabilidad de padecer alzhéimer o una enfermedad neurodegenerativa.
Ahora queda probar si esto puede trasladarse también a los cerebros humanos pero, según el estudio, el incremento de los casos de demencia desde 1999 en hasta un 50% sumado a que cada vez tenemos más problemas para conciliar el sueño, puede tener una relación más estrecha de la que se creía.
Fuente y articulo completo: quo / science alert – https://is.gd/tj4rTp