Una empresa estadounidense nacida en la cuna de la Universidad de Stanford, pretende crear un nuevo método de refrigeración radiativa, una forma de refrigeración que consume mucha menos energía y que se basa en el hecho teórico de que la Tierra emite radiación de onda larga para compensar la absorción de la radiación de la onda corta del Sol.
Como resultado de sus investigaciones han desarrollado un panel de metal, parecido al que empleado en paneles solares, recubierto con un material sensible especial capaz de reflejar la luz y el calor del Sol de forma tan efectiva que tras el panel la temperatura es entre 5 y 10 grados inferior –algo similar a una celula Peltier– con lo que la mencionada compañía está intentando crear materiales que absorban, emitan y reflejen el calor en el equilibrio correcto.
Para comprender cómo funciona el enfriamiento radiativo, olvide por un momento el sol y piense en cambio en el cielo nocturno. Una vez que el sol se ha puesto y comienza la tarde más fresca, casi todo en la Tierra -el suelo, la hierba, los techos de las casas, incluso las personas- emiten calor y gran parte de ese calor se eleva a la atmósfera, donde se transmite efectivamente al espacio, sin volver a la Tierra. El cielo nocturno es muy frío, y los objetos que envían calor hacia arriba por la noche envían más calor del que todo el cielo está enviando hacia abajo.
Hace cientos de años, mucho antes de que existiera la refrigeración, la gente en India e Irán utilizó este concepto básico para hacer hielo en climas con temperaturas superiores a la congelación. El agua se llenaba en piscinas de cerámica grandes y poco profundas que estaban rodeadas y aisladas por heno, y luego las piscinas quedaron afuera en noches despejadas. Suena contradictorio, pero si el aire no estaba muy por encima del punto de congelación, el calor emitido por el agua la hizo más baja en temperatura que el aire circundante, lo que le permitia al agua congelarse. Es el mismo principio que cuando te levantas una mañana de verano y nos encontramos una capa de escarcha o rocío.
Todavía no se ha determinado qué tan pronto podría implementarse esta tecnología a gran escala, pero los primeros lugares podrían estar en nuevos desarrollos, como proyectos de construcción sostenible incentivados por el gobierno, construidos y diseñados teniendo en cuenta el respeto al clima.
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