Somos cada vez más tontos. No lo decimos por la última sesión de investidura y lo que conllevará implicito ni porque Marty McFly encontró gente mucho más tonta cuando viajó al futuro que cuando viajó al pasado… solo nos hacemos eco de un estudio científico que además, merece ser compartido.
Durante el siglo pasado, el cociente intelectual de la población se incrementó en tres puntos por cada generación –lo que fue conocido como el efecto Flynn– dada la subida anual de las puntuaciones de cociente intelectual en los países más desarrollados, que desde 1938 hasta 2008 estimó la tasa de crecimiento en torno a 2 ó 3 puntos de CI por década –en concreto, de esos tres puntos de CI, dos y medio se deben a Gf o inteligencia fluida, y solamente medio punto se debe a Gc o inteligencia cristalizada-, existiendo varias teorías para intentar explicar este fenómeno de desarrollo exponencial en el desarrollo de la mente humana, desde el acceso a una mejor nutrición, el acceso público de la educación e incluso por el influjo de la iluminación artificial según algunas teorias.
Ahora, un grupo de investigadores noruegos han llegado a la conclusión de que la inteligencia de los jóvenes, por primera vez en la historia desde que se realiza este estudio, ha comenzado a caer al menos siete puntos por generación.
El descenso comenzó con los nacidos en 1975 en los jóvenes que alcanzaron la edad adulta a principios de los años noventa. Según los autores del estudio –publicado en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences»-, el motivo no es una cuestión genética, sino que se debe a aspectos ambientales como determinados cambios en la enseñanza o el sacrificio del hábito de la lectura en favor de ordenadores y pantallas.
Sin apuntar a una causa definitiva, sugieren que los cambios en la forma en la que se enseñan las matemáticas y los idiomas, o la preferencia por la televisión y los ordenadores a la lectura de libros pueden estar detrás de nuestra actual tendencia a la estupidez.
Así pues, parece que la pelicula de 2006 «Idiocracia» se aleja de la simple distopía para acercarse a la realidad. La película mostraba una sociedad ficticia indeseable en sí misma, antiintelectual, insensible al medio ambiente, consumista, obesa, saturada por el marketing, violenta, dominada por las grandes corporaciones, amante de las armas y fanática de la comida basura –cualquier parecido con los EEUU actuales no es pura coincidencia–
Fuente: muhimu.es/diversidad/somos-cada-vez-mas-tontos/