INVERSION COLECTIVA – J. SIERRA
El efebo fondo cotizado de Global X Robotics & Artificial Intelligence “BOTZ” invierte en empresas involucradas con la robótica industrial y automatización, robots no industriales, vehículos autónomos e inteligencia artificial. Resumiendo, en su cartera tiene compañías involucradas en la ideación, diseño, creación y aplicación de dispositivos automatizados programables.
Por la parte técnica tenemos que marcar una nueva directriz bajista más álgida que las que se han obviado, porque vino el COVID justo al tocar la primera resistencia a superar. Llegado a ese punto, como se puede apreciar, se fueros fulminando los soportes dinámicos de las EMAs 50/200, perforación de la directriz alcista y todos las barreras estáticas marcadas en amarillo donde el precio se podía sujetar, sin tener que haber llegado a buscar la referencia del inicio de la cotización de septiembre de 2016.
De ahí se inicia una nueva onda al alza por la gran sobreventa existente y ahora lo tenemos por encimas de las medias exponenciales y apoyándose por la parte superior de la directriz alcista. Buena señal es que el rebote se realice con contundencia para intentar cerrar el GAP de la pandemia para luego atacar la directriz bajista, puesto que estamos ante un sector con mucho presente y un futuro prometedor.
Por otra parte tenemos la realidad del día a día de la robótica, ya no son solo los grandes brazos de las industrias de ensamblaje, sino también de pocos años aquí, entran los llamados robots colaborativos. Si a todo esto le unimos la inteligencia artificial, (no solo en el campo de la robótica) aquí el abanico es más amplio, nos encontramos con el aprendizaje automático y profundo.
El tipo más básico de sistemas con IA son simplemente reactivos o que no tienen capacidad para tener recuerdos. Le sigue las máquinas que pueden mirar hacia el pasado, donde entra en juego la complejidad del vehículo autónomo que ya hace algo parecido, como por ejemplo calcular rutas o evitar colisiones. Otro tercer punto sería, la teoría de la mente donde esto queda un poco las alejado, para el futuro. Por último podríamos llamarlo las variables éticas. Donde los investigadores (ingenieros, matemáticos físicos, psicólogos…) de inteligencia artificial tendrán que programar redes neuronales donde entre en juego no solo comprender este laberinto de variables, sino también crear máquinas que tengan esa disciplina filosófica de saber cuál es el bien y el mal.