Desde luego el COVID dejó bien a las claras la pésima gestión de la pandemia por parte de la Administración pública local, regional y estatal, y lo dicen los datos más peregrinos número de contagios y muertes por cada 100.000 habitantes, profesionales contagiados y fallecidos también y el ominoso récord alcanzado en las residencias de ancianos y para rematar un recuento de muertos tratando de meter bajo la alfombra a los más que se pudieron para no tener peores cifras aún.
Han vuelto los rebrotes y no hay que descartar que estemos en una segunda ola de la pandemia y de nuevo el covid19 se nos va de las manos porque mientras en otros sitios se actúa antes de que vuelva a atacar aquí actuamos después de los positivos… ahora hasta Italia nos supera en efectividad y nos deja a España en cabeza de los peores gestores, solo bajo Rusia en realidad.
El precio ya está siendo brutal si el sector turístico se agarraba como un clavo ardiendo a estos meses estivales de recuperación a ver si al menos salvaban costos, pero ahora pues va a ser que no; 150 países han decidido que España no es segura e imponen restricciones y lo de poner en cuarentena a los que retornen de nuestro país es de hecho confinar a los turistas dos semanas en sus domicilios.
Al sector ya solo le queda el turismo interior pero a este ritmo al que cursan los rebotes igual ni eso .. y más capital para ayudas a empresas, empresarios, asalariados, autónomos y familias como la primera ola dudamos que vuelva a haber.
Queda claro que las relaciones entre CCAA y Gobierno central son malas , ineficientes e ineficaces sin importar ideología. El bajo perfil de nuestros políticos y cargos públicos hacen que cuando se necesitan profesionales los tengan que pagar contratando sus servicios. El otro día cuando aplaudía el gobierno a Sánchez se olvidaron por completo del equipo que estaba detrás de él diciendo cada rato lo que tenía que hacer y decir que menos que llamarlos para compartir ese minuto de falsa gloria… pero no… la realidad es que aquí cuando hay que felicitarse el mérito es de uno, cuando hay que sacrificarse nos sacrificamos todos.