Desde luego no podemos criminalizar o demonizar a las bio-farma-tecnológicas porque obtener estruendosos beneficios cuando dan con una patente para curar algo sea o no una pandemia, hay muchas enfermedades comunes a todos los países y no se les llama pandemias porque no se contagian. Así que la industria del medicamento es una de las más longevas y rentables de la economía desde que el hombre es hombro y uno ayudó a otro a curarse con cualquier cosa que tuvo a mano.
Dar hoy con un medicamento que cure algo para alguien sea para pocos o para muchos conlleva un terrible gasto en I+D+i y no todas triunfan, es un calvario lo que tienen que sufrir desde que el medicamento es un concepto hasta que se materializa en un enfermo con una patología determinada.
Ahora bien hay excepciones como en todo, cuando una empresa de este sector da con la fórmula mágica los estados tienen que estar atentos para que no antepongan el interés privado y el afán de lucro a la vida humana. Desde luego nadie dice que estas empresas regalen nada a nadie, pero si que dado determinados casos su facturación debe ser más pequeña cuanto mayor sea la demanda.
Es que por la regla de tres de nuestro mercado mercantilista y capitalista regidos por una leyes de la oferta y la demanda a veces muy descompensada un laboratorio que patente una solución contra un determinado cáncer podría cobrar lo que le viniese en gana por suministrar a un paciente el tratamiento. De acuerdo hay que pagar pero pagar también se puede en deducciones de impuestos y en subvenciones a la investigación, no solo en efectivo.
Hoy Gabriel Bulgakov nos comenta lo sucedido en el caso de la polio que persona que tocaba la destrozaba la vida, también es cierto que antes muchos laboratorios eran pymes con una patente y que buscar algo que curase era vital para poder seguir abiertos, pero hubieron hombres que dejaron de ganar lo que les dio la gana por el bien de la humanidad, un concepto este último que ya apenas existe si no se cuantifica antes.
La cara B del sector bio-farma-tecnológico es muy fea, Pfizer tuvo que pagar 55 millones de euros por provocar la muerte a once niños en Africa haciendo probaturas con mentiras. Nadie se acuerda ya de esta historia ahora :
Un fármaco contra la meningitis provocó la muerte de 11 niños y dejó a decenas discapacitados en 1996.
El estado de Kano, en el norte de Nigeria, demandó a la farmacéutica Pfizer en mayo de 2007 por 2.000 millones de dólares.
Y de 2.000 millones cerraron en 55 millones de dólares ambas partes , y estas prácticas abundan , muchos laboratorios y médicos especialistas van al tercer mundo a probar cosas camuflados entre la ayuda humanitaria.
El Pfizer puede salvar al mundo pero también hay que ponerle un tope al beneficio empresarial y a partir de ahí que pase a ser social. Y si alguno de ustedes piensa pero si les sale mal tendrán que pagar indemnizaciones millonaria, pues mal pensado porque esta y otras empresas que estan o van a suministrar vacunas y fármacos contra el covid se exoneran por contrato de cualquier tipo de responsabilidad civil o económica subsidiaria.
Saben que quebrarían en un minuto si tras el suministro mundial de su vacuna en X tiempo produce tal o cual efecto adverso. Y si el mundo corre tanto riesgo ellos también tienen que correrlo de una manera u otra, de lo contrario sería aprovecharse de la ocasión.
Resumen que hay patentes que deben ser automáticamente patrimonio de la humanidad por su necesidad pero previo justo pago.