Hay que tener mucha pero mucha cara pero de hormigón armado para decirle a un juez un alto ejecutivo de un banco que un empleado a fin de cuentas hacía lo que quería o entendía que debía hacer y se fosfatizaron de la entidad 2.300 millones, como si el empleado fue el dueño de la entidad o gozase de claves privilegiadas para su libertad total operativa, es difícil de fumar como se pueden hacer macro operaciones de tal calibre sin que un sistema de gestión no avise de enormes operaciones financieras, su saldo y resultados. Este no es el caso de Kerviel el francés aquel que manejaba 5000 millones de dólares en nombre de Societe Generale y por lo visto no «cantaban» sus operaciones en ningún sitio culpándole a él del desastre de la entidad que casi el cuesta la quiebra. Luego a estos «empleados» del banco causantes de agujeros negros financieros se les condenó a escasos años de cárcel, como si hubiesen robado en una gasolinera con violencia pero sin daños personales.
En el 2011 el gigante banco suizo UBS perdió más de 2.300 millones de dólares resultado de un fraude especulativo. Fue así como el ghanés Kweku Adoboli pasó a la historia como uno de los mayores estafadores financieros del siglo XXI, pues estuvo estafando al banco suizo y a sus clientes durante varios años, lo que supuso para la entidad una pérdida estratosférica. El acusado finalmente lo confesó todo y fue condenado a prisión. Soy Gabriel Bulgakov, y en este video te cuento su impactante historia: