Cosas que hay que comprender de los mercados (II)

Tratar a la volatilidad como  una oportunidad  no como al enemigo a evitar

En la mañana del 5 de agosto, cundía el pánico.

El índice japonés Nikkei 225 acababa de sufrir la mayor caída de la historia en dos días (-17,5%), mayor incluso que la de octubre de 1987.


El temor a que se deshiciera el «carry trade» se extendió a los mercados estadounidenses, y el Índice de Volatilidad ($VIX) se disparó por encima de 65, su nivel más alto desde marzo de 2020.


Los inversores que se dejaron llevar por el pánico pronto se verían recompensados, ya que el S&P 500 se recuperó rápidamente de las pérdidas de ese día. El S&P 500 ha subido más de un 19% desde los mínimos de pánico del 5 de agosto.


No se trata de un acontecimiento inusual. Los mejores rendimientos históricos tienden a seguir a los periodos con mayor cantidad de miedo y volatilidad.


Hablando de volatilidad, es la serie de los mercados que más invierte la media. A los picos les sigue invariablemente una vuelta a la normalidad. Hoy, el $VIX vuelve a estar por debajo de 13, su nivel más bajo desde julio. ¿Significa esto que no hay moros en la costa y que todo va a ir sobre ruedas? En absoluto. Se avecina otro pánico, es sólo cuestión de tiempo. Ahora ya sabe qué hacer cuando llegue.

La diversificación es sencilla, pero no fácil

El concepto es sencillo: no ponga todos los huevos en la misma cesta.

Combinando activos con distintos fundamentos se puede lograr una menor volatilidad, mejores rendimientos ajustados al riesgo y mayores probabilidades de mantener una cartera a lo largo del tiempo.


¿Qué tiene eso de difícil?

Si tiene una cartera diversificada, siempre tendrá algo que rinda menos y nunca estará concentrado en la clase de activos más rentable del momento.

Aunque lo mejor y lo peor cambian con frecuencia, las tendencias de rentabilidad superior pueden persistir durante años y años. Durante la última década hemos asistido al periodo más largo de la historia de rentabilidad superior de los valores estadounidenses de alta capitalización. La tentación: quedarse con estos valores y deshacerse del resto de la cartera.


¿Es una buena idea?

Sólo si dispone de una bola de cristal que le revele quiénes serán los ganadores del futuro. Todo tiene un ciclo y nada supera a los demás para siempre. Pregúntele a cualquier inversor que haya vivido los años 2000 a 2009…

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