
En un contexto digital cada vez más vulnerable, las advertencias sobre el malware de robo de información han proliferado, afectando tanto a usuarios de macOS como a aquellos que utilizan plataformas de correo electrónico como Gmail y Outlook.
El último informe de cibercrimen de KELA, publicado el 20 de febrero, y que recoge Forbes, destaca que los ladrones de información están detrás de la sustracción de 3.900 millones de contraseñas. Este alarmante número revela que las contraseñas son compartidas en listas que parecen provenir de registros de robos de información. Tres cepas principales de malware, Lumma, StealC y Redline, han sido responsables del 75% de las infecciones. David Carmiel, CEO de KELA, enfatiza la existencia de economías clandestinas que facilitan el malware como servicio, creando un entorno propicio para diversas actividades criminales.
La actividad maliciosa relacionada con el malware de robo de información no se limita a la sustracción de contraseñas; también incluye ataques de ransomware y campañas de espionaje. La eficiencia y escalabilidad de estos ladrones de información permiten que los atacantes comprometan grandes volúmenes de cuentas, tanto personales como corporativas. Esta dinámica se convierte en un ciclo vicioso donde las credenciales robadas se venden en mercados clandestinos para facilitar futuros ataques, exacerbando así el problema.
Casi el 40% de las máquinas infectadas contenían credenciales para sistemas corporativos sensibles, incluyendo correos electrónicos y plataformas de gestión de contenido. El informe revela que, sorprendentemente, el 65% de las computadoras comprometidas eran personales, lo que indica que muchos usuarios no están tomando las precauciones necesarias para proteger sus datos. Esto resalta la importancia de implementar medidas de seguridad robustas, especialmente en entornos corporativos.
Extracto de información publicada en Eleconomista.es