Esta figura es una persona jurídico-financiera que puede ser creada por el Estado a cargo del erario público o por entidad privada como herramienta de liquidez para tratar de cubrir la diferencia entre el precio de adquisición y el actual de un activo, en este caso ACTIVOS TOXICOS provenientes de la morosidad hipotecaria.
Es decir, la misión del Banco Malo es recoger/comprar activos tóxicos a precios de adquisición a Bancos Buenos así cada Banco Bueno repone todas sus pérdidas y limpia todas sus cuentas y balances a cambio obviamente de que con el tiempo vaya amortizando el diferencial convenido con el Banco Malo (devolver lo prestado).
Más claro aún, el Banco Bueno vendió a 100.000 euros (vivienda/hipoteca) y hasta la fecha ha cobrado 20.000, el Banco Malo le compra al Bueno a 80 000 euros el activo en cuestión con lo cual el Bueno recupera sus pérdidas, gana liquidez inmediata, se sanea internamente, y conviene amortizaciones periódicas con el Banco Malo para devolverle el préstamo.
En principio esta es la teoría y a priori hasta muchos la aplaudirían como solución al problema de liquidez que existe en los mercados financieros pero la realidad puede ser bien distinta y mucho más grotesca, y lo expongo en los siguientes puntos:
1. El Estado hace de “letrina o retrete” al vómito de un sistema bancario que no supo gestionar los riesgos inherentes a operaciones financieras en un determinado periodo de tiempo (burbuja inmo-financiera) es más contribuyó de forma absoluta a la creación del problema que ahora pretende que le resuelva los contribuyentes de un país.
2. Aunque la teoría parece hasta buena como dije en realidad la entrega de las amortizaciones por parte del Banco Bueno no está garantizada, si el ciclo se sigue recrudeciendo y la reactivación económica no llega el Banco Bueno también se convertirá en moroso del Banco Malo y eso suponiendo que no quiebre por lo tanto el Malo tendría que hacer quitas al Bueno tanto en tiempo como en dinero.
3. El efecto adictivo es nocivo, porque claro esto de que el Estado esté detrás del sistema financiero como si de un ángel de la guarda se tratara genera un circulo perverso o vicioso donde siempre gana “la banca” y pierde “el contribuyente” ut supra.
4. Luego está la perdida latente que tiene que asumir el erario público si el Banco Malo es como se supone el Estado, si al Banco le debe su cliente 80.000 euros por la financiación de un activo y el activo a precios de mercado se liquida a 40.000 euros, el erario público está asumiendo un riesgo impresionante al prestar esos 80.000 euros.
5. El Banco Malo es literalmente una fórmula para socializar las perdidas, una forma de que los de siempre encima de ser vilmente estafados a decenas de años con hipotecas abusivas por comprar a precios desorbitados ahora encima tienen que ver como a la entidad financiera que les endosó la hipoteca se le ayuda y a ellos no quedando como deudores a perpetuidad.
Mi conclusión es una, que el Estado cree un Banco Malo puede ser o no ser la solución, el riesgo que corre es brutal si lo intenta, lo que si se es que el coste de tal solución va a ser estratosférico para un país con los datos macroeconómicos de España. Tal como estamos si fallamos en la solución vamos a envidiar la situación actual de Grecia; así de claro. Y eso no quita para que si sale bien aplauda a Rajoy con las orejas. Vender la idea del Banco Malo como hace MAFO y las cúpulas de nuestro sistema bancario me parece simplemente INDECENTE.
Antonio A. García Rivero.