Cientos de alcaldes y ex-alcaldes han sido procesados por presunta corrupción en los últimos años; algunos hábilmente han renunciado a sus cargos y privilegios, pero otros muchos, no… ¿estamos posiblemente ante una de las mayores causas del hartazgo de la ciudadanía sobre nuestros líderes políticos?
La realidad es que el mapa de representantes políticos implicados en escándalos no deja de crecer, mientras que las dimisiones –en el caso de los alcaldes, al menos-, no son tan abundantes, y ello a pesar de que se trata de los máximos responsables de la política municipal, y de que es precisamente en la política municipal donde más frecuentes son las irregularidades e ilegalidades, a menudo relacionadas con urbanismo y construcción.
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Como si no fuera suficiente, la crisis española con problemas :-/