Nos referimos a Jim Stone, un ex-analista de la agencia NSA, quien sostiene que no hubo ningún terremoto, sino la explosión de varias bombas termonucleares en el mar –que causaron el violento tsunami que todos conocemos– y la detonación de mini-nukes –armas nucleares portátiles– ocultadas en elementos de seguridad instaladas por una empresa israelí tiempo atrás en la central nuclear. Para el citado analista, el motivo está muy claro: castigar a Japón por ofrecer enriquecimiento de uranio a Irán.
Sin duda una teoría a considerar por las irrefutables pruebas que nos presenta el informe –de hecho, el gobierno de Japón indicó oficialmente haber sufrido un terremoto de magnitud 9 pero si comparamos imágenes del terremoto de magnitud 6,8 sufrido en Kobe en 1995 con las de la tragedia, las evidencias no están a la altura–
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