Obviamente quedarían solo los fuertes en pie los débiles se cocerían en su propio jugo de Deuda y déficits cocinados a fuego lento por una política austericida controlada por control remoto desde Berlín.
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¿Podría ser la verdadera sorpresa el próximo año que Renzi y Napolitano pidieran a Draghi que volviera a casa para salvar el proceso de reforma y garantizar un mandato con amplio respaldo para que Italia salga por fin del bache y que Jens Weidmann asuma la presidencia del BCE en un acuerdo de quid pro quo que lleve al Bundesbank/Alemania a permitir un leve programa de relajación cuantitativa bajo la supervisión de un presidente alemán y no de un miembro de los países mediterráneos?
Steen Jakobsen de Saxo Bank en artículo para ES.INVESTING.COM