Nos sigue vendiendo que la globalización es el fin de la historia, que la competencia es el modo más eficiente de organizar una economía y que para generar bienestar y empleo, hay que crecer. Estos tres dogmas son simplemente erróneos a la vez que son la base del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, ese gran desconocido ante la opinión pública llamado «TTIP«. Por tanto, el problema del TTIP no es de matiz, es de raíz, porque va en dirección opuesta a la sociedad próspera y sostenible que la gran mayoría quiere construir, porque, en realidad, el TTIP pretende acabar con el estado del bienestar en Europa.
«Lo necesario y deseable es una gran transición justa y ecológica de la economía que además es capaz de crear millones de empleos dignos y sostenibles en Europa y España, lo cual requiere dos ingredientes ignorados por el TTIP: la redistribución de las riquezas y más y mejor democracia«
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