Las bonificaciones y reducciones en las cotizaciones a la Seguridad Social son una de las políticas activas de empleo más costosas para las cuentas públicas. España se gasta, cada año, casi 4.000 millones de euros en este tipo de subvenciones para incentivar la contratación, una cuantía más que notable y que ahora el Banco de España pone en el centro del debate –unas ayudas muy criticadas por los sindicatos, que consideran que no son efectivas, de las que el Gobierno se ha resistido a publicar ningún estudio que analice su utilidad para estimular el empleo–
En ausencia de un estudio del Ministerio de Empleo, el Banco de España se ha lanzado a analizar los resultados de una bonificación concreta: la del mantenimiento del empleo para mayores de 60 años que estuvo vigente entre 2006 y julio de 2012. El estudio parte ya desde la sospecha, puesto que reconoce que “la evidencia empírica disponible tiende a encontrar resultados no demasiado favorables en cuanto a la efectividad de este tipo de programas de incentivos” y una vez concluido su estudio, los autores confirman sus temores: “Los resultados se encuentran en línea con la evidencia empírica disponible sobre la efectividad de los programas de bonificaciones a las cotizaciones”. En otras palabras, su impacto sobre el empleo es reducido y en ningún momento se llega a rentabilizar el coste que supone para las arcas públicas esta pérdida de ingresos.