Comprar una casa solía ser parte del sueño americano. Le permite acumular capital a lo largo de los años, le brinda un activo financiero significativo y le brinda un orgullo de propiedad o inversión en la comunidad circundante. El problema es que en algunas ciudades, los trabajadores deben ganar cientos de miles de dólares para poder pagar una casa de tamaño promedio.