No estaban muertos, estaban de parranda

No estaban muertos, estaban de parranda

Los virus de la famosa triple vírica –sarampión, paperas y rubéola– los teníamos olvidados, incluso algunas personas los daban por extinguidos, pero no, han vuelto como las oscuras golondrinas… Y mientras por aquí seguimos acobardados con el COVID-19 chino, ellos, sin hacer ruido, sin acaparar muchos titulares, van ganando terreno; sin dramas ni alarmismos, sí conviene tomar conciencia de que el enemigo está cerca y, sobre todo, de que hay que estrecharle el cerco.

SARAMPIÓN:
La semana pasada Médicos sin Fronteras llamaba la atención sobre un brote masivo de sarampión en la República Democrática del Congo que desde junio de 2019 es epidemia y ya se ha cobrado 6.000 vidas.  En un mundo global ya nada queda lejos y aquí también tenemos un problema, porque hace una década el sarampión en España estaba casi erradicado, pero en los últimos años hemos tenido brotes esporádicos. Es cierto que no son casos endémicos y que siempre han estado relacionados con algún caso importado, pero según el boletín del ISCIII, en 2019 se confirmaron 287 casos en España.

¿Por qué ocurre esto precisamente ahora? Hay una explicación: en España se introdujo la vacunación sistemática de la triple vírica en 1981. Es posible que, al haber un mayor número de virus circulando a nivel mundial, las personas que nacieran antes estén desprotegidas. Por este motivo el Ministerio de Sanidad ha recomendado que se vacunen del sarampión los nacidos entre 1970 y 1980. En resumen:los que tengan entre 40 y 50 años que no recuerden si han pasado el sarampión o que no puedan confirmar con sus padres si les pusieron la vacuna, deben pedir cita. La OMS ha dicho que en 2020 el número de casos de sarampión se multiplicará por tres.

PAPERAS:
Tan solo en lo que va de año, las paperas han sido noticia en lugares como Cataluña con 100 infectados en Girona, Asturias, Ferrol y Valladolid, por no hablar de lugares cercanos a nuestras fronteras como Reino Unido donde han contabilizado el número de casos más altos de la década, más de 5.000 casos en 2019, cuatro veces más que el año anterior…

¿Por qué ocurre precisamente ahora? También hay una explicación. En España se está produciendo un repunte de los casos porque entre 1993 y 1999, la cepa que se usaba para fabricar la vacuna era menos inmunógena que otras cepas. Se usaba porque generaba menos reacción, pero nadie es perfecto y digamos que hacía «menos efecto«. Las autoridades sanitarias tomaron cartas en el asunto a partir de 1999 y recomendaron que todos los niños recibieran al menos una dosis de vacuna con una cepa vacunal distinta a la habitual empleada en las anteriores vacunas.

¿Los jóvenes que se vacunaron con estas cepas menos inmunógenas tienen que volver a vacunarse? No, salvo indicación contraria y expresa de Sanidad ante algún brote concreto; recordemos que las paperas son una enfermedad leve que se cura por sí sola en una o dos semanas, que suele comenzar con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, cansancio y pérdida del apetito. La seña de identidad del virus es que en la mayoría de las personas infectadas causa inflamación de las glándulas que producen la saliva, las parótidas, que están entre la mandíbula y el oído. Esta inflamación hace que se hinchen las mejillas y alrededor de la mandíbula y que la zona inflamada duela.

RUBÉOLA:
La rubéola tiene en suerte ser la menos conocida de las tres. Se transmite a través de la saliva o por contacto directo y en principio es una enfermedad benigna que cursa con fiebre y erupciones en la piel. Su «marca de la casa» es que la infección por rubéola durante el embarazo puede producir aborto espontáneo, muerte fetal o síndrome de rubéola congénita. La buena noticia es que, a partir de introducirse la vacunación sistemática de 1981, pasó a ser una enfermedad extremadamente rara. La mala noticia: hace poco más de un año 16 trabajadores de un matadero en Zuera (Zaragoza), sufrieron una infección a raíz de un caso importado. La cosa no acaba en Zuera porque, de nuevo, no estamos solos: en Japón el año pasado se registraron nada más ni menos que 2300 casos de rubéola.

 

Fuente y articulo completo:  elmundo
elmundo.es/papel/boticaria-garcia/2020/02/22/5e4febeafdddff69308b4649.html

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