Uno para un profesor que tuve en primero de CC. Políticas en la UNED un tal D. Antonio Escohotado, recuerdo haber discutido sobre Nietzsche tras la revisión de un examen y quedar gratamente sorprendido como un Catedrático de su talla hablaba de tú a tú en horizontal. Cuando empezamos a hablar de este pensador se nos fue la cabeza a los dos y parecíamos que éramos dos tipos hablando, mejor dicho discutiendo como si cada libro fuese un albúm de los Rollings Stones , dado que servidor desde el Instituto se había leído las obras completas de este filósofo por su atractivo en la época. Y para el Sr. Escohotado el mismo era también uno de sus fetiches. Al final nos despedimos diciéndome, «se ve que usted sabe de Nietzsche tanto como yo» y nos reímos a carcajadas, luego recibí su regalo en forma de nota. Profesor, buen tránsito a la eternidad.
Y el otro adios o buen tránsito hacia la eternidad a Almudena Grandes, literata que se nos ha ido jóven, en la mejor etapa creativa de los grandes autores porque están cargados de sapiencia y experiencia, de ser capaces de hacernos sentir lo que ellos sienten , de recordar lo que ellos piensan, de oír lo que ellos callan, de ver lo que ellos imaginan, de palpar lo que ellos tocan , de oler el aroma del paso del tiempo , de sumergirnos y hacernos bucear entre las miserias y grandezas de anteriores generaciones. Nos enseñó a través de su narrativa las huellas y secuelas que dejó el antiguo régimen. También nos habló de problemas reales y de fantasías sexuales en una España del momento, activista y contestataria pero no fue del mayo del 68 a esa edad jugaba con aquellas muñecas de Famosa y vivía en una España del blanco y negro del tardo franquismo y de la juventud ye-ye.
Ambos fueron reconocidos pero a la española, si llegan a ser centro europeos o estadounidenses sería el primero generador de una corriente de pensamiento y la segunda una best-seller de reconocido prestigio ambos con conferencias pagadas a miles de euros la hora. Ellos pagaron la miseria de ser pensador y literata en este país y reitero, tuvieron suerte otros , ni eso porque pasaron de la indiferencia al olvido social e intelectual, los más afortunados se dedicaron a la docencia para poder comer.