El gran cantaautor Joaquín Sabina rajando con su inconfundible voz uno de sus cientos de poemas cantados, que le den el Nobel a Dylan está muy bien pero no el Principe de Asturias a la carrera de este hombre clama al cielo, si se lo dieron al gran Cohen, Sabina lo merece igual, los premios a las Letras deben incluir también a los canta-autores, hay una generación de poetas de la canción que se nos está jubilando o mejor dicho muriendo porque los poetas no se jubilan nunca hasta que el alma les abandona el cuerpo.
Qué adelantas sabiendo mi nombre?
Cada noche tengo uno distinto
Y siguiendo la voz del instinto
Me lanzo a buscar
Imagino, preciosa, que un hombre
Algo más, un amante discreto
Que se atreva a perderme el respeto
No quieres probar
Vivo justo detrás de la esquina
No me acuerdo si tengo marido
Si me quitas con arte el vestido
Te invito a champan
Le solté al barman mil de propina
Apuré la cerveza de un sorbo
Acertó el que el templo del morbo
Le puso a este bar
Peor para el sol que se mete a las siete
En la cuna del mar a roncar
Mientras un servidor
Le levanta la falda a la luna
Al llegar al portal nos buscamos
Como dos estudiantes en celo
Un piso antes del séptimo cielo
Se abrió el ascensor
Nos sirvió para el último gramo
El cristal de su foto de boda
No faltó ni el desfile de moda
De ropa interior
En mi casa no hay nada prohibido
Pero no vayas a enamorarte
Con el alba tendrás que marcharte
Para no volver
Olvidando que me has conocido
Que una vez estuviste en mi cama
Hay caprichos de amor que una dama
No debe tener
Peor para el sol
Que se mete a las siete en la cuna
Del mar a roncar
Mientras un servidor
Le levanta la falda a la luna
Es mejor, le pedí, que te calles
No me gusta invertir en quimeras
Me han traído hasta aquí tus caderas
No tu corazón
Y después, para qué más detalles
Ya sabéis, copas, risas, excesos
Como van a caber tantos besos
En una canción
Volví al bar a la noche siguiente
A brindar con su silla vacía
Me pedí una cerveza bien fría
Y entonces no sé
Si soñé o era suya la ardiente
Voz que me iba diciendo al oído
Me moría de ganas, querido
De verte otra vez
Peor para el sol
Que se mete a las siete en la cuna
Del mar a roncar
Mientras un servidor
Le levanta la falda a la luna
Peor para el sol
Dedicatoria especial a Rocio.