El tráfico agropecuario desde el origen al punto de venta se debe regular porque lo que no puede ser es que el agricultor o ganadero trabaje para subsistir y que el consumidor final pague diferenciales de cientos por cientos por el opresivo y manipulado juego entre la oferta y la demanda que truca el precio de equilibrio para que este caiga siempre a su favor. Se debe de impedir que desde los departamentos de compras de las grandes superficies impongan precios abusivos y lesivos a produtos de primera necesidad. Ahora bien lo que nos tememos los consumidores es que reduzcan el abuso al precio en origen y se lo trasladen al PVP final, es decir que a un kilo tomate que pagamos 2 euros adquiridos a 0.80 en la coomperativa por el intermediario , este por la presión le suba 0.20 céntimos al agricultor y lo ponga en la sección de verduras a 2.20 euros, es decir que el intermediario saca el mismo beneficio a costa del incremento al consumidor.