Por una parte su mayor o menor demanda es un claro indicador económico de actividad al punto que un fase expansiva o recesiva económica podría tener en él una guía efectiva a nivel de inversión o especulación financiera. Pero el cobre es una materia prima esencial tan esencial que por él pasa la nueva transición y cambios de paradigmas energéticos, el cobre no es energía claro está pero es por donde esta pasa para que funcione cualquier tipo de ella. En este artículo de la CNBC nos lo deja clarinete. No tiene desperdicio:
Un futuro totalmente eléctrico depende en gran medida del cobre, y la escasez de suministro que se avecina podría obstaculizar los objetivos de las naciones de alcanzar emisiones netas cero para 2050, según un nuevo informe de S&P Global.
A menos que se disponga de un nuevo suministro significativo, los objetivos climáticos sufrirán un “cortocircuito y permanecerán fuera de alcance”.
Los vehículos eléctricos, la energía solar y eólica y las baterías para el almacenamiento de energía funcionan con cobre. Un vehículo eléctrico requiere 2,5 veces más cobre que un vehículo con motor de combustión interna, según S&P Global. Mientras tanto, la energía solar y la eólica marina necesitan 2 y 5 veces, respectivamente, más cobre por megavatio de capacidad instalada que la energía generada con gas natural o carbón.
El cobre también es clave para la infraestructura que transporta energía renovable, gracias en parte a su conductividad eléctrica y baja reactividad. Sus usos incluyen cables, transistores e inversores.
“La transición energética va a depender mucho más del cobre que de nuestro sistema energético actual”, dijo a CNBC Daniel Yergin, vicepresidente de S&P Global. “Simplemente se supuso que el cobre y otros minerales estarán allí… El cobre es el metal de la electrificación y la electrificación es en gran parte de lo que se trata la transición energética”.
El informe pronostica que la demanda de cobre casi se duplicará durante la próxima década a 50 millones de toneladas métricas para 2035. Para 2050, la demanda alcanzará más de 53 millones de toneladas métricas. Para poner esta cifra en perspectiva, S&P Global señaló que eso es “más que todo el cobre consumido en el mundo entre 1900 y 2021”.
El despliegue de energía renovable representará gran parte del aumento de la demanda. S&P Global pronostica que el cobre necesario para vehículos eléctricos, eólicos, solares y baterías se triplicará a mediados de la próxima década. Esto sucederá junto con el crecimiento de la demanda de otras áreas, impulsando la demanda de cobre a niveles nunca antes vistos.
No es tan simple como construir nuevas minas. Una nueva mina de cobre tarda, en promedio, 16 años en despegar, según la Agencia Internacional de Energía.
Por el momento, el aumento de la utilización en las minas existentes y el aumento del reciclaje pueden satisfacer parte de la mayor demanda.
S&P Global ofrece dos escenarios futuros en un esfuerzo por pronosticar qué tan corto será el mercado. Bajo el “Escenario Rocky Road”, en el que la producción continúa en gran medida como está, el déficit anual de suministro alcanzará casi 10 millones de toneladas métricas en 2035.
En el “Escenario de alta ambición” más optimista, en el que las minas aumentan la utilización y aceleran el reciclaje, el mercado seguirá teniendo un déficit durante la mayor parte de la década de 2030.
“Bajo cualquier escenario, no habría suficiente suministro para satisfacer la demanda de emisiones netas cero para 2050”, concluye el informe.
Un nuevo orden geopolítico
La demanda de metales y minerales que alimentan nuestro futuro finalmente creará nuevos órdenes mundiales, ya que los países se apresuran a asegurar el suministro de cobre, litio, níquel y otras materias primas vitales.“Habrá un nuevo orden geopolítico en torno a minerales como el cobre”, dijo Yergin. Señaló que la cadena de suministro del cobre está mucho más concentrada que la de otras materias primas, incluido el petróleo.
“China se ha centrado más en crear una posición principal en las cadenas de suministro de minerales que serán necesarios para el carbono neto cero y el cobre es un excelente ejemplo de la posición clave en la que se encuentran. Mientras tanto, la producción de cobre de EE. UU. ha disminuido. casi la mitad en el último cuarto de siglo”, dijo a CNBC.
El informe de S&P Global se produce cuando los precios del cobre han estado bajo presión. Las materias primas se han desplomado en general a medida que aumentan los temores de recesión, lo que genera temores sobre una desaceleración de la demanda.
El miércoles, el cobre alcanzó su nivel más bajo desde noviembre de 2020, luego de un segundo trimestre de castigo que fue el peor período de tres meses del metal en más de una década.
Para darle valor añadido al artículo que no sea un copia y pega analizamos el cobre a corto, medio y largo plazo …
A largo plazo como vemos si falla el actual apoyo que debería ejercer de soporte irá a por la directriz de largo plazo e incluso origen del movimiento, así que tomar posición entre 2.5 y 3 sería desde el punto de vista técnico lo más acertado. Si los aires de recesión sigue el cobre seguirá bajando, si EEUU se va a salvar el cobre no caerá mucho más.
El cobre en semanal nos tendrá que demostrar que los máximos del 2017-2018 van a ser el nuevo soporte de este metal, pero claro, si es un indicador de recesión no lo conseguirá salva que EEUU logre revertir la situación este verano-otoño.
En diario desde luego la impresión es fatídica para sus inversores tanto directos en la commoditie como indirectos a través de fondos el movimiento bajista es incuestionable e indubitable pero también creemos que excesivo y dado donde está apoyando solo le vemos recorrido a la baja si empiezan a fallar los resultados de empresas este segundo trimestre uno tras otro. Eso si por el momento señal de compra no da ni para aprovechar un rebote técnico.